jueves, 3 de noviembre de 2016

Adelanto Nº9: Calles de Palencia

Calles de Palencia

Las calles susurran a mi paso historias que no me pertenecen; y aun así, las hago mías, pues su dolor me identifica más que mi propia sangre. Anónimos sentimientos que reclaman la atención del viajero sin destino, acompañándolo en  la soledad que lo apresa, provocan una reflexión en mí al reparar en lo cerca que nos encontramos todos aquellos cuya voz rara vez toma las formas de la palabra deseada.

Son como yo, como nosotros. Somos nosotros. Innumerables voces que se desprenden del vacío interior que les alberga, buscando ser comprendidas por un mundo que, en apariencia, les da la espalda. Cada uno en su estilo, con sus medios, con su forma de gritar: Papel o cemento, pintura o tinta, enrevesadas disertaciones acerca del ser o poderosos lemas que provocan un impacto inmediato. Qué más da. Lo importante es el mensaje que nos une, regalándonos la certeza de que, ocultos tras las exigencias de esta tierra de vanidades, hay cientos de personas que sienten nuestro pesar y padecen nuestro sentir, expresándolo y, al mismo tiempo, expulsándolo de su pecho. “¡Ahí lo tenéis! ¡Es mío y es vuestro! ¿Te reconoces? ¡Pues deja de esconderte!” Exclama cada aullido entre las letras que lo componen.

Algunas de estas ideas son tan puras que ni siquiera exigen reflexión. La llamada a nuestras convicciones más profundas es clara y directa, y nos sacude como si de repente tropezáramos con una parte de nosotros cuya existencia habíamos olvidado. Es duro que una pared te recuerde quien eras, y que sus palabras expongan más verdad que la mayoría de tus actos. Al leerlos, me pregunto si sus autores consiguieron vivir esa verdad, o si solo la dejaron libre en su cuaderno particular, que es esta ciudad sin renglones.
Pero en cualquier caso, me siento alentado por su rugido misterioso. La fuerza de la idea poco o nada tiene que ver con la debilidad del hombre, sometido a presiones que se desvanecen ante la esencia de las palabras. Les apoyo aunque a veces no pueda seguirles, les comprendo aunque no sepa quiénes son, y les brindo un pequeño homenaje, a mí manera; aunque tal vez nunca lo sepan, ni falta que les hace. Seguid llenando de color nuestros muros grises, y sentid la complicidad de todos aquellos a los que también nos falta algo.



*La distribución no es así exactamente, pero el editor del blog no me da para más jajaja