lunes, 30 de noviembre de 2015

Editorial Número 6

Aquí os dejo el que será (salvo correcciones de última hora, que son habituales) el editorial del sexto número de la revista. Si queréis participar en la edición, podéis enviarme vuestros textos antes del día 16 de Diciembre (si tienen algo que ver con el tema, mejor, pero no es imprescindible).

Un nuevo despertar

Si hoy me despertara sin saber absolutamente nada y pudiera dedicar todo el día a observar, recorrería el mundo de punta a punta impaciente por absorber toda la belleza que debería albergar semejante lugar. Dedicaría las primeras horas a disfrutar de la naturaleza en todas sus formas, pero inevitablemente llegaría un momento en que me llamarían demasiado la atención todos aquellos seres semejantes a mí que caminan de un lado a otro; los vería, y entonces ya no podría dejar de mirarlos.

Vería “Sabios” que levantan muros, “Lideres” que limitan a sus pueblos, “Maestros” que esposan a sus alumnos, y gente normal luchando a corazón abierto por alcanzar la paz de su tumba cerrada.

Vería el polimorfismo de la injusticia, a veces disfrazada de colores alegres, entre leyes y trajes de seda;  y otras, tan cruda y evidente que solo puede ser ignorada, gracias a la distancia que nos impide distinguir con claridad si un estómago está lleno, o hinchado.

Vería como todos persiguen el concepto más complejo de cuantos se han intuido, “ser felices”, mientras se conforman con una insultante simpleza, que recuerda al caviar de los pobres: Sabemos que existe uno de verdad, pero solo hemos probado el extracto del mercadona.

Vería bombas, fuego, sangre… y me sería imposible distinguir entre inocentes y culpables, abrumado ante tantas banderas y proclamas; incapaz de saber qué es cierto, más allá de la innegable certeza de la muerte que acompaña en nuestros días a cada grito de libertad.


Y me iría a dormir triste, pero ilusionado, sabiendo que al día siguiente un velo de inconsciencia cubriría mis ojos y alentaría mi lucha; tratando de alcanzar en los sueños de esa noche, al menos, la intuición de una idea a la cual perseguir de forma incansable… aunque sea mentira. Porque llegados a este punto, más vale agarrarnos con fuerza a las alas del soñador, que doblegarnos a la realidad del omnipresente dolor.

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